REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
JUZGADO DÉCIMO CUARTO DE MUNICIPIO DE LA CIRCUNSCRIPCIÓN JUDICIAL DEL ÁREA METROPOLITANA DE CARACAS

PARTE DEMANDANTE: Ciudadano MANUEL ALBOR ROVIRA, venezolano, mayor de edad, de este domicilio y titular de la cédula de identidad No. 5.311.445.

APODERADAS JUDICIALES DE LA PARTE DEMANDANTE: Abogadas JUDITH OCHOA SEGUÍAS y ERNA SELLHORN NETT, inscritas en el Instituto de Previsión Social del Abogado bajo los Nos. 41.907 y 74.867, respectivamente.

PARTE DEMANDADA: Ciudadana MARÍA ANDREÍNA FERRER MADRIZ, venezolana, mayor de edad, de este domicilio y titular de la cédula de identidad No. 11.343.267.

MOTIVO: RESOLUCIÓN DE CONTRATO DE ARRENDAMIENTO

Expediente No. 1834.

-I-
NARRATIVA

Se inició el presente juicio por libelo de demanda, introducido por ante el Juzgado Distribuidor de Turno, y en virtud de la distribución fue asignado su conocimiento, sustanciación y decisión a este Juzgado Décimo Cuarto de Municipio de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, por sorteo de fecha 12 de abril de 2005.
Adujo la accionante en su escrito libelar, que según documento autenticado ante la Notaría Pública Vigésima del Municipio Libertador del Distrito Metropolitano de Caracas, el 05 de abril de 2004, inserto bajo el No. 30, Tomo 17 de los Libros de Autenticaciones de esa Notaría, celebró un contrato de arrendamiento con la ciudadana MARÍA ANDREÍNA FERRER MADRIZ, sobre un inmueble constituido por un apartamento destinado a vivienda, distinguido con el No. 501, situado en la planta quinta (5ª) del Edificio Residencias Liliana, ubicado en la calle 5 de la Urbanización La Urbina Norte, Jurisdicción del Municipio Sucre del Estado Miranda, que el período de duración se estableció en un (1) año fijo, contado a partir del 05 de abril de 2004 hasta el 05 de abril de 2005; que la arrendataria se obligó a pagar la cantidad de OCHOCIENTOS MIL BOLÍVARES (Bs. 800.000,00) por concepto de canon de arrendamiento mensual. Que la arrendataria incumplió con el pago oportuno del canon de arrendamiento correspondiente al mes de marzo de 2005 y el pago por los servicios prestados por la Compañía Anónima Nacional Teléfonos de Venezuela (C.A.N.T.V.), debiendo en ese respecto la suma de UN MILLÓN DOSCIENTOS SETENTA Y TRES MIL SETECIENTOS OCHENTA Y SEIS BOLÍVARES CON VEINTIÚN CÉNTIMOS (Bs. 1.273.786,21). Que el día 06 de abril de 2005, a través del Juzgado Vigésimo de Municipio de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, se le participó a la arrendataria mediante notificación judicial, el vencimiento del término de duración del referido contrato de arrendamiento. Que por las anotadas circunstancias anteriormente transcritas, demandó a la ciudadana MARÍA ANDRÉINA FERRER MADRIZ, antes identificada, para que convenga, o en su defecto sea condenada por este Tribunal en: PRIMERO: La desocupación y entrega inmediata del inmueble; SEGUNDO: Pagar la cantidad de DOS MILLONES SETENTA Y TRES MIL SETECIENTOS OCHENTA Y SEIS BOLÍVARES CON VEINTIÚN CÉNTIMOS (Bs. 2.073.786,21); TERCERO: Pagar por concepto de daños y perjuicios, en virtud de la demora en la entrega oportuna del inmueble, la cantidad de CIEN MIL BOLÍVARES (Bs. 100.000,00) por día de atraso, a partir del 11 de abril de 2005 hasta la desocupación definitiva del mismo; CUARTO: Pagar los intereses de mora que se han causado por el incumplimiento en la cancelación del canon de arrendamiento correspondiente al mes de marzo de 2005; QUINTO: Las costas y costos del presente procedimiento.
En fecha 20 de abril de 2005, fue admitida la presente demanda y se ordenó el emplazamiento de la parte accionada para que diera contestación a la demanda.
Gestionada la citación personal de la parte demandada, según diligencia suscrita en fecha 02 de mayo de 2005 por el Alguacil Accidental de este Tribunal, se evidencia que la misma resultó infructuosa.
Según auto dictado por este Tribunal en fecha 05 de mayo de 2005, se acordó librar nueva compulsa dirigida a la accionada; posteriormente, en auto proferido el día 11 de mayo de 2005, se ordenó hacer entrega de la compulsa a la parte actora, para que tramitara la práctica de la citación de la demandada por medio de otro Alguacil o Notario, de conformidad con lo establecido en el artículo 345 del Código de Procedimiento Civil.

CUADERNO DE MEDIDAS

Consta al folio sesenta y cuatro (64) del cuaderno principal de este expediente, que el día 29 de abril de 2005, fue oída en un solo efecto la apelación interpuesta por la parte actora contra el auto que negó la Medida de Secuestro.

-II-
MOTIVACIÓN PARA DECIDIR

Ahora bien, en virtud de lo antes transcrito, este Tribunal previamente estima realizar las siguientes consideraciones de orden fáctico y jurídico:
No debe este Despacho pasar por alto que, desde el 20 de abril de 2005, fecha en que se admitió esta demanda hasta la presente fecha, no ha sido posible la práctica de la citación de la parte demandada, porque a pesar que la parte actora realizó las gestiones necesarias para impulsar la citación personal, la misma no se logró practicar, no constando en autos que se haya realizado actuación alguna a objeto que la causa continuara su curso legal, evidenciándose así la falta de interés del demandante en el perfeccionamiento de la relación jurídica procesal, y en virtud que ha transcurrido más de un (01) año y tres (03) meses desde que se admitió la demanda sin que se haya practicado la citación de la parte demandada, es por lo que, forzosamente este Despacho debe concluir que, en el caso de autos ha operado la perención a la que hace referencia el encabezado del Artículo 267 del Código de Procedimiento Civil, el cual dispone:
Artículo 267: “Toda instancia se extingue por el transcurso de un año sin haberse ejecutado ningún acto de procedimiento por las partes. La inactividad del Juez después de vista la causa, no producirá la perención”.

Asimismo, establece el Artículo 269 eiusdem, lo siguiente:
...”La perención se verifica de derecho y no es renunciable por las partes. Puede declararse de oficio por el Tribunal y la sentencia que la declare, en cualquiera de los casos del artículo 267, es apelable libremente.”

En este sentido, ha sido criterio reiterado por la Jurisprudencia que, no todo acto de procedimiento de parte impide la consumación de la perención, sino aquél que contenga implícita la intención de impulsar el proceso. Así por ejemplo, tanto la Sala de Casación Civil como la Sala Político – Administrativa, han establecido de forma reiterada que la solicitud de copias certificadas o la consignación de escritos, en modo alguno constituyen manifestaciones de la intención de la parte en dar continuación en el proceso y, por tanto, esos actos no son capaces de interrumpir la perención.
Con la entrada en vigencia de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela de 1999, la cual en su Artículo 26, consagra la “gratuidad de la justicia” se ha interpretado que la única obligación impuesta a la parte actora respecto de la citación del demandado, era la existente, bajo el imperio del Texto Constitucional de 1961, esto es, la de pagar el Arancel Judicial correspondiente, en virtud que el Artículo 26 del Texto Constitucional garantiza la gratuidad de la justicia, lo cual viene ratificado en el Artículo 254 del referido texto, el cual entre otras cosas establece lo siguiente: “El Poder Judicial no está facultado para establecer tasas de aranceles, ni exigir pago alguno por sus servicios.”.
Cabe destacar que, el fin público de todo proceso como la calificación de normas de orden público, constituyen la más sana garantía que los juicios no pueden eternizarse a voluntad de las partes o del Juez, debiendo concluir sea en forma “normal” (con la sentencia) o de manera “anormal”.
Esas formas “anormales” de terminación, son: Las llamadas formas de autocomposición procesal, encontrándose dentro de estas la institución de la perención de la instancia, la cual no es otra cosa que, la extinción del proceso, extinción derivada de la inercia, de la inactividad procesal de las partes durante el plazo o término previsto en la Ley, para que dicho efecto se produzca. Dicha institución se caracteriza por su naturaleza de orden público, de conformidad con lo previsto en el Artículo 269 del Código de Procedimiento Civil, es facultad del Juez declarar de oficio la perención, por estar el interés del Estado en su función jurisdiccional representativa del interés colectivo por encima del interés particular, de quienes desean la continuación de un proceso perimido.
Es a través del proceso que se ejerce el poder de acción y se deduce la pretensión, la cual, consiste en la reclamación frente a otro u otros sujetos de un determinado bien de vida.
En este sentido, como en el proceso se deduce la pretensión, la cual está dirigida a un sujeto distinto de aquél que la deduce, para que esa pretensión pueda ser satisfecha es indispensable que se entable la relación jurídica procesal, lo cual se logra a través de la citación del demandado.
La citación del demandado constituye una carga para el actor, que consiste en el llamamiento que hace el Juez que conoce de la causa para que, el accionado comparezca ante él. Son actos que el demandante debe realizar por su propio interés, pues, mediante su perfeccionamiento se logra la constitución de la relación jurídica procesal, la cual se hace necesaria para que el órgano jurisdiccional pueda decidir el conflicto de interés que se le ha planteado y satisfacer así la pretensión que ha sido deducida por medio de la sentencia válidamente dictada.
Es por ello que, los actos que debe efectuar el actor, tendientes a que el órgano jurisdiccional pueda citar al demandado no son deberes u obligaciones procesales, sino que constituyen cargas procesales. Aceptar lo contrario conllevaría, tácitamente, a la aceptación que no existe interés en la propia pretensión deducida o en convenir acerca de que pueden deducirse pretensiones carentes de fundamentación, lo cual desnaturaliza el proceso.
Entre los casos previstos en los cuales operaría la perención como consecuencia del comportamiento negligente de la o de las partes, se encuentra pautado por la Ley, una sanción a la inactividad del demandante, en el sentido de ser él, el interesado en que se perfeccione la citación del demandado, a los fines de poder entablar la relación jurídica procesal, la falta de manifestación de ese interés propio es sancionado con la perención y adicionalmente, con la previsión contenida en el artículo 271 del Código de Procedimiento Civil, esto es; la inadmisibilidad “pro tempore” de la nueva demanda.
Por tanto siendo que, la demanda debidamente admitida es el acto que da inicio al proceso, que ella contiene la pretensión cuya satisfacción pide el actor al órgano jurisdiccional, que de conformidad con el Artículo 215 del Código de Procedimiento Civil, la citación es una formalidad necesaria para la validez del juicio y que el establecimiento de la relación jurídico procesal surge como una consecuencia de la realización de ese acto, el impulso para lograr la citación el cual no se reduce simplemente al pago del arancel, es una carga que en definitiva le corresponde al actor, que es la persona que sostiene el interés primario en que se trabe la litis para así ver satisfecha su pretensión.
Entre los actos que son necesarios para lograr la citación del demandado, se encuentra no solamente suministrar los fotostatos para la elaboración de la compulsa, sino que el actor debe ser diligente a fin de cumplir con las cargas procesales y, en el presente caso consistía en gestionar la práctica de la citación de la parte demandada y de esta forma darle impulso al juicio que a su solicitud bien se ha iniciado, circunstancia que no se verificó en la presente causa.
En este sentido, la previsión establecida en el Texto Constitucional acerca de la Justicia Gratuita, se refiere en todo caso a la eliminación parcial de los aranceles judiciales, pero en ningún caso a la eliminación de las demás normas que surgen en el proceso para las partes involucradas en el mismo.
Realizadas como han sido tales consideraciones, es forzoso para este Juzgador concluir que, el supuesto de hecho establecido en el encabezado del Artículo 267 del Código de Procedimiento Civil, se encuentra verificado en el presente caso, por cuanto se aprecia que ante la existencia del proceso correspondía a la parte interesada impulsar el procedimiento para que el mismo continuara y se cumplieran las distintas etapas del juicio, y el primero de ellos consistía en cumplir con las cargas procesales tendientes a lograr la citación de la parte demandada, en virtud que, desde el 20 de abril de 2005, fecha en que se admitió la demanda hasta la presente fecha ha transcurrido holgadamente el tiempo que establece la ley sin que se haya perfeccionado dicha citación, es por lo que se considera perimida la instancia, y así se declara.
Por los razonamientos de hecho y los fundamentos de derecho antes expuestos, este Juzgado Décimo Cuarto de Municipio de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, Administrando Justicia en nombre de la República Bolivariana de Venezuela y por Autoridad de la Ley, DECLARA LA PERENCIÓN DE LA INSTANCIA, de conformidad con lo establecido en el Artículo 267 en concordancia con lo establecido en el Artículo 269, ambos del Código de Procedimiento Civil, con la consecuencia establecida en el Artículo 271 eiusdem, es decir, que no podrá intentarse de nuevo la demanda antes que transcurran noventa (90) días continuos después de verificada la perención.
Notifíquese a la parte actora de la presente decisión.
De igual forma y, en virtud de la amenaza del aumento de la cuantía de este Tribunal, se acuerda remitir el presente expediente a la Oficina de Archivos Judiciales, donde se encontrará a disposición de las partes para cuando lo requieran.
Publíquese, regístrese, notifíquese y déjese copia certificada.
Dada, sellada y firmada en la Sala de Despacho del Juzgado Décimo Cuarto de Municipio de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas. En la ciudad de Caracas, a los veintiséis (26) días del mes de julio del año dos mil seis (2006). Años 196° de la Independencia y 147° de la Federación.
LA JUEZ TITULAR,

XIOMARA REYES

LA SECRETARIA,

DIOCELIS PÉREZ BARRETO

En la misma fecha se registró y publicó la anterior decisión, siendo las once de la mañana (11:00 a.m.).
LA SECRETARIA,

DIOCELIS PÉREZ BARRETO













XR/heigner
Exp. 1834.