REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
PODER JUDICIAL
JUZGADO DE PRIMERA INSTANCIA EN FUNCIONES DE EJECUCIÓN
DE LAS SENTENCIAS Y MEDIDAS DE SEGURIDAD DE LA
CIRCUNSCRIPCIÓN JUDICIAL DEL ESTADO LARA
Barquisimeto, 23 de Agosto de 2005
Años: 195º y 146º
ASUNTO PRINCIPAL: KP01-P-1999-002716.-
Revisadas las presentes actuaciones, este Tribunal para decidir previamente observa:
Consta en autos que el penado JUAN BAUTISTA PERALTA fue condenado a cumplir la pena de VEINTE AÑOS DE PRESIDIO, por el delito de VIOLACIÓN Y HOMICIDIO INTENCIONAL SIMPLE.
Por cuanto el hecho punible por el que el precitado ciudadano fue condenado, resultó perpetrado antes de la entrada en vigencia del Código Orgánico Procesal Penal, esto es, antes del 01 de julio de 1999, la Ley aplicable en este caso es la Ley de Régimen Penitenciario, en virtud del principio de extractividad contemplado en el artículo 553 del Código Orgánico Procesal Penal vigente para esta fecha, por no haber estado contempladas las fórmulas alternativas al cumplimiento de la pena corporal en prisión en la precitada Ley Adjetiva Penal antes de su última reforma, a excepción de la Libertad Condicional.
Esta Ley consagra, en su artículo 65, la medida de DESTINO A ESTABLECIMIENTO ABIERTO, disponiendo que el mismo se podrá conceder a los penados que hayan extinguido, por lo menos, una tercera parte de la pena impuesta, que hayan observado conducta ejemplar y que pongan de relieve espíritu de trabajo y sentido de responsabilidad.
Ahora bien, si bien es cierto que el penado de autos ha cumplido más de una tercera parte de la pena impuesta, no es menos cierto que el Equipo Técnico emitió una opinión DESFAVORABLE al conferimiento de la medida en base a lo siguiente:
• Presenta desajuste social caracterizado por el incumplimiento de las normas sociales y el uso y abuso de sustancias lícitas e ilícitas.
• Carece de autocrítica y arrepentimiento del hecho.
• En el área emocional presenta indicadores que lo hacen vulnerable a la comisión de otro delito.
• No cuenta con apoyo familiar.
• No cuenta con oferta de trabajo.
Como puede observarse, al no contar el penado con hábitos laborales, ello indica que no son sus intenciones dedicarse a una actividad laboral al salir de prisión, lo que precisamente no pone de relieve espíritu de trabajo y sentido de responsabilidad, aunado a lo cual muestra conflictos hacia las normas sociales, y su grupo familiar, por no ofrecerle su apoyo, no le va a brindar las correcciones necesarias para mejorar los rasgos negativos de su personalidad que lo hacen propenso a la reiterada trangresión de las normas, y a la dificultad para la convivencia en sociedad, lo que en nada favorece el correcto desenvolvimiento durante su período de prueba.
Considera quien decide que mal puede el Estado otorgar su confianza a este penado, permitiéndole volver a ser parte activa de la sociedad, cuando lo haría sin que lo respaldasen las motivaciones suficientes para convivir en armonía, a estar improductivo, y sin haber aprendido a respetar las normas, y a imponerse límites. No arroja el Informe presentado las suficientes esperanzas de reinserción social del condenado. Por ello recomienda el equipo técnico, entre otras cosas, que este penado reciba tratamiento psicológico a objeto de que canalice sus conflictos de personalidad
Constituye una realidad que nuestras prisiones no tienen un clima social adecuado que permita llevar a cabo el tratamiento penitenciario, considerando que en las mismas no debe haber tensión ni stress, o que sus niveles deben ser bajos puestos que el ambiente estresante reduce la autoestima y la capacidad futura de enfrentarse con éxito a situaciones problemáticas. La tensión en un Centro de reclusión afecta tanto a los internos como a los funcionarios y dificulta la ejecución del tratamiento. Por ello es conveniente que tanto unos como otros sean “elegidos”, dependiendo del tipo de tratamiento que se deba impartir, ya que este no debe ser el mismo para un recluso multireincidente y peligroso, que para uno primario y de baja peligrosidad.
No obstante esta realidad, el Juez debe considerar también el bienestar de la comunidad, a la que no puede atribuírsele responsabilidad alguna de la ineficacia del tratamiento que deben recibir los que están en prisión. Y atendiendo los intereses de la sociedad a la que regresará el recluso y su perenne deseo de vivir en armonía y con una mínima seguridad, mal puede liberarse al sujeto que, por haber vulnerado y atacado la anhelada paz social, no se encuentra aún capacitado suficientemente para vivir en sociedad, y puede persistir en crear situaciones conflictivas, por no saber resolver sus problemas sociales.
Específicamente en el caso sub júdice, es obvio, según las apreciaciones del equipo técnico que el ciudadano JUAN BAUTISTA PERALTA no cuenta con opciones que le permitan elegir aquellos medios que puedan eliminar las carencias que le han llevado a delinquir. Debe repetirse que este interno no tiene ni siquiera hábitos laborales, de lo que se concluye que no al egresar de la prisión no se reinsertará laboralmente, viéndose quizás en la necesidad de volver a delinquir, ya que ¿con qué va a cubrir sus necesidades básicas?
El espíritu, propósito y razón que tuvo el legislador al prever los beneficios contenidos en las leyes que rigen la materia, viene determinado por la necesidad de que, a través de ellos, se logre la adaptación del penado a la vida social, que no solo puede medirse por un comportamiento orientado única y exclusivamente a la buena conducta observada por el recluso en el Establecimiento Penitenciario y que se refiere al máximo de lo exigido en el comportamiento ulterior del solicitante; no se trata pues, de una observación deductiva de la conducta presentada por el penado durante el tiempo de reclusión sino que tal comportamiento debe evaluarse en forma integral y es precisamente a través de la evaluación Psicosocial practicada por la Unidad Técnica de Apoyo al Sistema Penitenciario que se puede determinar las condiciones presentadas por el penado para su comportamiento en sociedad en resguardo a la visión futurista que debe tener por norte el Juez al decidir sobre la procedencia o no del beneficio, para así materializar la intención del legislador respecto a la reinserción social del penado que guarda relación directa e inseparable con su progresividad, y tal exigencia se corresponde con el postulado establecido en el artículo 272 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela que prescribe como obligación del Estado asegurar la rehabilitación del interno a través de un sistema penitenciario acorde con la realidad social, propiciando para los fines en ella establecida, la creación de un ente penitenciario con carácter autónomo y con personal exclusivamente técnico, lo que se logra, como ya se apuntó, a través de la evaluación Psicosocial practicada al penado por el Centro de Observación y Diagnóstico de la Dirección de Prisiones del Ministerio del Interior y Justicia, y efectuado el mismo emitieron una OPINION DESFAVORABLE, tal como antes se apuntó.
Por tanto este Tribunal no considera procedente la concesión del beneficio de destino a establecimiento abierto al penado JUAN BAUTISTA PERALTA, y así se declara.
D I S P O S I T I V A
Por las consideraciones que anteceden, este Tribunal administrando Justicia en nombre de la República y por autoridad de la Ley, NIEGA EL BENEFICIO DE REGIMEN ABIERTO al penado JUAN BAUTISTA PERALTA ampliamente identificado en autos, por cuanto no están llenos todos los extremos exigidos en la Ley.
Asimismo se acuerda oficiar al médico psiquiatra del centro penitenciario a objeto de que brinde a este penado la orientación suficiente a fin de corregir las deficiencias observadas por el equipo técnico en el aspecto emocional.
Regístrese y publíquese la presente decisión y remítase una copia de la misma, con Oficio, al Director del Centro Penitenciario de la Región Centro Occidental y al Jefe de la Unidad Técnica de Apoyo al Sistema Penitenciario de este Estado. Ofíciese al Médico Psiquiatra del Centro Penitenciario de la Región Centro Occidental a los fines indicados supra y remítase junto con el oficio una copia certificada del Informe Técnico. Notifíquese al Fiscal Decimotercero del Ministerio Público y a la Defensa del Penado. Convóquese al penado para notificarlo de la presente decisión en la fecha que se fije por Secretaría Cúmplase.
LA JUEZA TITULAR SEGUNDA DE EJECUCION,
ABG. BLANCA LUISA SANTANA VERENZUELA
LA SECRETARIA,
ABG. ADA CORRIPIO SAGRADO.
BLSV.-
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